Durante años en Colombia, y muy seguramente en otros países, hemos vivido en manos de un Estado sordo… Hoy en día con los nuevos avances en e-gobierno, podríamos decir que al Estado le pusieron un audífono, uno, que le permite escuchar a la ciudadanía
Hace un par de meses cuando inicié este blog, comentaba que después de muchas vueltas que ha dado mi vida, pasé de jurarme corresponsal de guerra, a estar locamente enamorada de mi tesis sobre Comunicación y Gobierno Electrónico. Ahora cuando la realidad del trabajo de grado se vino encima, he pasado varios días revisando teorías, casos y leyes que regulan el gobierno en línea, de allí se desprenden varias reflexiones que empezaré a compartir a partir de hoy.
Creo que no soy la única que ha crecido creyendo que el Estado, contrario al ente paternalista que debía ser, es como un abuelo sordo y cascarrabias que se ha olvidado de su descendencia. No ha sido cosa de un par de gobiernos arbitrarios, se trata de un problema del sistema en su conjunto, que valido de la tan detestable burocracia se ha dedicado a construir murallas infranqueables para evitar que la ciudadanía se acerque a él. Paradójico pero cierto.
La tecnología, como he repetido en varias ocasiones, acompañada de una estrategia que tenga en cuenta a los involucrados, puede convertirse en una excelente herramienta para romper esas barreras que nos alejan de los demás, incluso de ese estado anticuado y con problemas auditivos. Hablar de E-Democracia, me parece precipitado, aún hay muchas cosas por pulir, e incluso por inventar, sin embargo, considerar un e-gobierno, me parece mucho más acertado.
El camino es pedregoso, más en países como Colombia, en el que las entidades gubernamentales están carcomidas por la corrupción, los índices de analfabetismo son considerables y además vivimos en medio de un conflicto sin sentido. Hay que pensar en el acceso, en la educación, en la apropiación, para luego pensar en un gobierno electrónico, pero me atrevo a afirmar que vamos por buen camino.
Confieso que cuando empecé a buscar sobre este cuento de las tecnologías involucradas con el gobierno, pensé que en Colombia no sería más que una utopía y que si mucho habría una cantidad de procesos aislados e inconclusos, como suele pasar en este país. Pero incluso en el panorama más desolador, uno puede encontrarse con sorpresa; fue bastante grato saber que no sólo hay iniciativas bien estructuradas lideradas por el Ministerio de las TIC, sino que hay grandes avances legislativos al respecto. Así que hay esperanzas solidas para pensar un país donde la tecnología le ponga un audífono al Estado.
Recuerdo que mi abuelito siempre renegaba mucho de esos aparatos, decía que le tallaban, que se les descontrolaba el volumen, etc. Pero así son los cambios, tallan, duelen, y hay que darle un tiempo al cuerpo para que se acostumbre. Eso mismo pasará con el Estado, pero si todo sale bien, más temprano que tarde, ese ente acostumbrado a ignorar a la ciudadanía, se verá forzado a escucharla, y sobre todo a tenerla en cuenta.
Mientras yo sigo con esta construcción teórica y empirica de mi tesis de grado, les pregunto. ¿Para ustedes que es vital en un e-gobierno?