El daño que el mundo digital le ha hecho al periodismo

Soy amante empedernida de las TIC, creo que internet puede significar un cambio drástico para las formas de participación e interacción por para la ciudadanía, estoy convencida que esta nueva era implica la liberación de la información y un empoderamiento de la sociedad. Pero, creo, que el mundo digital le ha hecho un daño enorme al periodismo. 

Durante estos tres días he tenido la oportunidad de estar cubriendo la agenda académica que acompañó la entrega del premio Gabriel García Márquez que otorga la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano. Un evento que acogió la ciudad de Medellín, y que a mi parecer, está a la altura de los grandes eventos de periodismo del mundo. Lo mejor: con las puertas abiertas a la ciudadanía. Aprovecho, en este momento para agradecer a los organizadores, a la FNPI, y a sus aliados, por darme la oportunidad de acceder a un espacio que, sin duda, vale oro.

Volviendo al tema que me lleva a escribir este post, debo decir, que tras 3 días de compartir experiencias con periodistas de larga trayectoria, conocer los trabajos de algunos jóvenes tercos y ver de cerca el panorama de un periodismo que muchas veces se pierde en el afán de la chiva y la inmediatez en la que todos nos vemos sumergidos día a día; puedo darme cuenta que (salvo contadas excepciones) la era digital le ha hecho un daño gigante al periodismo.

«En el periodismo parece ser que el oficio no logró evolucionar a la misma velocidad que sus instrumentos, y los periodistas se extraviaron en el laberinto de una tecnología disparatada sin control hacia el futuro» Gabriel García Márquez.

Son muy pocos los que han logrado entender cual es la verdadera tarea que tiene el periodismo en esta era digital, o como es el caso de mucho, como adaptar sus formatos y plataformas a este momento. Algunos han optado por simplemente convertir la pantalla en una réplica del papel y otros se han vuelto exageradamente democráticos y han abierto sus plumas a cualquier persona, dejando de lado la importancia de la verificación y abriendo la puerta a un caos amarillista que reina en las redes sociales.

¿Qué es lo correcto? No sé, seguramente nadie lo sabe. Algunos pocos, como lasillavacia.com lo tienen claro, y evidentemente lo demostraron con ‘Proyecto Rosa’ el trabajo ganador en la categoría de ‘Innovación en el periodismo’. Encontrar esas nuevas formas de periodismo es la tarea de todos los que de una u otra forma trabajamos en este campo. Tal vez, no exista una fórmula mágica, y la respuesta se encuentre en algo que dijo Olga Lucía Lozano ayer en las jornadas de excelencia periodística «hay que dejar entrar la creatividad a las salas de redacción». Creo que por ahí va la cosa.

Lo que si puedo decir en este momento, es que los periodistas que nos formamos en la era digital, olvidamos que el periodismo que realmente vale la pena, es aquel que se toma su tiempo, que cuenta historias, las buscas, escarba un poco acá y otro poco allá, ese periodismo idealista que formó a grandes como el mismo García Márquez. Nos metimos en un afán de quien puso primero el tuit, y hoy más que nunca el afán de la chiva es el gran demonio del periodismo bien hecho, empezamos a redactar notas de tres párrafos que no dicen nada distinto que el titular, para poder publicarlas a tiempo, y dejamos pasar los hechos noticiosos a la velocidad que se actualiza nuestro timeline en Twitter.

«En la carrera en que andan los periodistas debe haber un minuto de silencio para reflexionar sobre la enorme responsabilidad que tienen»  Gabriel García Márquez.

¿Dónde quedó ese periodismo de investigación? Quedó relegado a unas pocas publicaciones de élite, a las revistas que todavía se toman el tiempo de sacar ediciones impresas, y la molestia de cobrar una suscripción. Con la era digital, y especialmente con el apogeo de las redes sociales, muchos cometimos el error de asegurar que «cualquier ciudadano puede ser periodista», eso no es cierto, todos los ciudadanos pueden aportar al periodismo, ayudar a construir la noticia, pero no reemplazar al periodista, a ese que verifica la información, comprueba sus fuentes y está en la capacidad de dar una información responsable.

Hemos olvidado cual es el espíritu de los periodistas y nos dedicamos a armar notas maltrechas llenas de trinos, dejamos que la opinión sólo sea la que se vive en Twitter o en Facebook, y olvidamos preguntarle a todos los que están por fuera de la burbuja digital. Involucrar las redes sociales no es algo malo, el error es limitarnos a ellas, darles más importancia de la que tienen. Hay que hacer una pausa y revisar lo que estamos haciendo en lo digital, y de ser necesario retomar el camino.

El periodismo de investigación quedó relegado, lo hacen unos pocos y se visibiliza cada vez menos, hay que recuperarlo, volver a esas historias que están en la calle sin contar. Bajar un poco la velocidad, la inmediatez de lo digital le está haciendo un daño inmenso al periodismo, son muchas las cosas que se quedan sin contar, y lastimosamente vivimos en un lugar donde lo que no se cuenta es como si no hubiera ocurrido.

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