2016: para volver a lo básico

Empezamos un nuevo año y lo que esperamos para este 2016 no se podía quedar en el tintero… Menos cuando creo que este año significará algo tan importante para la comunicación como lo es volver a lo básico para innovar desde allí.

Recuerdo muy bien una clase en la primaria, cuando la profesora nos contaba que antes de existir los libros y los medios de comunicación, durante cientos de años, los humanos encontramos en la tradición oral la mejor forma para hacer que el conocimiento pasara de generación en generación. Así los abuelos se valieron de historias que contaron a sus hijos y a sus nietos, en donde reposaba no solo el conocimiento del mundo, sino los valores y filosofías que regían a sus sociedades.

El hombre aprendió a contar historias y durante miles de años la humanidad las ha conservado como parte esencial de su comunicación, y ha dedicado años en el desarrollo de nuevas formas de contar esas historias, pasando desde la ancestral literatura hasta las modernas plataformas de comunicación transmedia que hoy nos ponen en la tarea de volver a lo básico.

Durante los últimos años nos hemos visto agobiados por la constante transformación de los medios y las formas de comunicarse, nos hemos quedado parados (casi atónitos) viendo como las nuevas generaciones que nacieron en el mundo de internet y la hiperconexión tiene dinámicas totalmente diferentes de comunicarse.

Si aún no lo has leído te invito a leer mi artículo «Transmedia: sistemas narrativos para cautivar a los millennials», allí intento hacer una aproximación a esas nuevas formas de ver el mundo.

Creímos que el futuro estaba en lo digital y nos volcamos a inventar formas de estar allí, aunque muchas veces no hiciéramos más que replicar lo que ya hacíamos en otros medios, sin detenernos a observar como era realmente la comunicación en red. Empezamos a ver los medios tradicionales como unos dinosaurios diseñados solo para abuelitos y creímos que el mundo se partía en dos: lo digital y lo tradicional.

Pero no notamos que las nuevas generaciones no entienden esa diferencia, que viven el mundo como un todo, que nacieron con internet por lo que no significa ninguna revolución para ellos, pero que no se alejan del todo de los medios tradicionales (al menos de algunos) y que solo buscan encontrar información complementaria en todos esos canales. Y hacia allá tiene que ir nuestro trabajo en el 2016.

Volver a los básico. Entender este nuevo mundo y encontrar la forma de seguir contando historias. Como esta versión moderna de La Cenicienta que compartí en este mismo espacio hace unos meses. Debemos volver sobre los medios, entender sus públicos y como estos se apropian de ellos y así volverlos parte esencial de nuestro rompecabezas.

En 2016 volvemos a lo básico para innovar desde allí. Volvemos a las historias de nuestros abuelos para no perder esa necesidad humana de contarnos todos los días.

¡Feliz 2016 para todos!

 

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